
Los distintos registros se activan con pedales o en forma manual (según el modelo) produciendo un efecto sonoro que deriva su nombre de los juegos de tubos del órgano: 8 pies, 16 pies, etc., aunque incorpora otros como el acoplamiento, la sordina y sus múltiples combinaciones.Historia
Hacia el siglo XVIII se estableció su forma definitiva con doce teclas por octava y un ámbito de cerca de cinco octavas. Existen variantes que se agrupan en dos categorías principales, según sea el mecanismo de tangente (el clavicordio, descendiente del monocordio medieval, en el que la cuerda es dividida mediante una púa metálica interior) o de punteado, con plectros de cañones de plumas, como el clave, clavecín, clavicémbalo o cémbalo con forma de ala o piano de cola, así como los pequeños virginales y espinetas.
Grandes Obras
Couperin: Ordres.
J. S. Bach: El clave bien temperado.
Poulenc: Concierto Campestre.
Falla: Concierto para clave y 5 instrumentos.
Grandes solistas: Wanda Landowska. Ralph Kirkpatrick.
Constructores famosos
Francia: Pleyel, Gaveau, Erard.
Alemania: Assmann, Neupart, Steingráber.
Inglaterra: Dolmetsch.
Sitio en la Orquesta
Indispensable en la orquesta del barroco, con la llegada del piano comienzó a declinar y sólo se recuperó entrado el siglo XX. Sus participaciones orquestales modernas son esporádicas.
Características
Hasta el siglo XVIII el clave desempeñaría un triple papel como instrumento guía de la orquesta (interpretado por el director del conjunto instrumental), de acompañamiento (compartiendo con el órgano el papel de bajo continuo) y como solista o concertante. Aunque ágil, su pobre variación dinámica (condicionada a los pedales o de registros manuales) lo opacó frente al piano. Cayó en desuso y fue recuperado para dar un aire antiguo y barroco a la interpretación, así como para la composición contemporánea. Además de las variantes citadas, se han diseñado claves con caja trapezoidal en vertical (clavecitherium), así como un claviórgano, que combinaba tubos de órgano y cuerdas punteadas.
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